Ya estaba tardando, se ha hecho esperar, pero ha llegado cual regalo navideño, como cuando te tienes que comer por huevos el pestiño que hace tu tía aunque tú no tienes ganas, Muñoz ha vuelto.
Ha vuelto a hacer de las suyas, a mangonear en "su" club, a ningunear al cadismo. Soy el primero que siempre dice que el fútbol está magnificado, que se ha salido un poco del tiesto del deporte y el espectáculo para convertirse en algo más, en algo que toca las fibras más profundas y sensibles de quienes lo sienten con tal pasión que lo quieren más que a sus familias; pero yo no soy así.

Ya escribí en su momento que me parecía acertado que se fuera, que el proyecto de Baldasano (otro que también tiene lo suyo) me parecía ilusionante e interesante, pero me equivoqué, y él también. Pero Muñoz es así.

Este, nuestro presidente, tiene algo especial, que le hace ser distinto a los demás, a él le dan igual los 20 000 que van al estadio y pagan sus cuotas de abonadas religiosamente, eso no importa aquí, lo importante es el dinero y sacar tajada.

Escribo esto para decir que el Cadiz ha vendido a Lucas Lobos, el único jugador "distinto" que tenía el equipo, capaz de ilusionar con sus regates a personas que llevan varios meses desilusionadas con el devenir de un equipo que no hace más que dar bandazos por los campos de fútbol de la liga BBVA, que era un equipo de 10 peleles que solo bailaban cuando este canijo tocaba una pieza digna de ser oída por el mejor erudito de música clásica.

Lucas se va al Tigres mejicáno de la primera división,  se va diciendo que lo hace para crecer, para dar un salto en su carrera, para mejorar económicamente, y es cierto; dice también que el presidente intentó retenerlo, pero ahí amigo, mientes.

Ya ha salido Muñoz en un medio, con su amigo Vargas, diciendo que la venta de Lobos era necesaria para tapar ciertas deudas que tiene el club, ¿pero no negaba esas deudas?¿no llamó loco a Baldasano por hacer publica esa información?.

"El Cádiz está saneado", decía por aquel entonces. Ahora si lo estará, ¿pero a qué precio?
Antes, cuando las campañas politicas duraban 2 semanas, no nos daba tiempo para hartarnos de los politicos y sus promesas electorales, de sus debates, de sus apariciones televisivas y de sus carteles por las calles.
Hoy en dia, a falta de 3 meses para las elecciones ya están dano la vara pre-campaña, y todo el día andan por las televisiones queriendo mostrar su programa electoral, sus listas, sus promesas e incluso de camino a casa veo siempre un gran cartel en el que sale Rajoy prometiendo no se qué.

Esto es así porque son como las hienas, que esperan recoger lo que les deje el león; el ansia a ganar les lleva a ser así, asi de pesados para comernos la oreja durante los meses que hagan falta, a riesgo incluso de que esto les lleve al más abosuluto fracaso de participación ciudadana que se prevee.